APUNTES INTERACTIVOS: UNA FORMA DE INCLUIR PROGRAMACIÓN EN EL AULA

Resumen

Hoy en día, es común que se ponga el foco en las habilidades blandas entre el abanico de nuevas necesidades que tienen los ingenieros industriales para el mundo laboral, que pronto deberán afrontar. Sin embargo, para siquiera alcanzar un empleo en la industria moderna es preponderante tener la competencia de aplicar el conocimiento técnico académico en un contexto donde los datos abundan y las interrelaciones de los elementos, sectores y recursos se vuelve una red extremadamente compleja como para que resulte económico y útil que una persona se embarque en la tarea de intentar gestionarlos solamente con su raciocinio como arma.
Para cumplir con este objetivo, se vuelve menester el uso de un lenguaje de programación como herramienta para potenciar la velocidad de cómputo y la adquisición de datos que provienen de distintas fuentes. Desafortunadamente, los tiempos en el aula son tiranos y los contenidos duros absorben prácticamente la totalidad de las horas en las materias de aplicación, por lo que no se tiene resto para participar a los alumnos en actividades que involucren programar y, muchas veces, no cuentan con lo básico para dejarles proyectos en los que ellos puedan programar por sí mismos fuera del horario de clase.
Ante esta puja entre la importancia superlativa que significa programar para los futuros graduados y el déficit de tiempos para cumplimentar en simultáneo con lo requerido como contenido puro, surge como posible solución la idea de que el contenido venga ya en un formato programado e interactivo. Si el apunte es, a su vez, donde se puede ver un programa y programar, además de aprender, leer, repasar y estudiar, el aula se convierte en una práctica constante del conocimiento aplicado, reproducible y utilizable en el ámbito laboral.